Sacrificio de conejos en las granjas industriales
Sobre los 5 meses, cuando los conejos pesan entre 2,5 y 3 kg, se considera que alcanzan el peso óptimo para su venta y enfrentan la última etapa de toda una vida de sufrimiento: el sacrificio. La edad mínima para sacrificar a un conejo en la propia explotación es de 35 días, sin embargo en los procesos industriales también se matan y comercializan gazapos de entre 28 y 32 días, cuando sólo pesan en torno a 500 gramos.
El aturdimiento antes del sacrificio es obligatorio, y los métodos más habituales en la Unión Europea son el aturdimiento eléctrico y el aturdimiento mecánico con perno cautivo penetrante y no penetrante, una herramienta que administra un golpe seco en la frente y puede atravesar o no el cráneo. En cuanto se aplica cualquiera de ellos, los conejos deben desangrarse en los siguientes 10 minutos. Cuando estos métodos no funcionan, los conejos son rajados o desnucados aún con vida, plenamente conscientes del dolor.
Se suele utilizar el desnucamiento para matar a los conejos porque es rápido y económico, pero requiere habilidad y práctica. Si los operarios no están debidamente preparados o son poco cuidadosos con la técnica, pueden provocarles una muerte lenta y agónica a los conejos.
La EFSA también identificó una decena de consecuencias para el bienestar de los conejos que pueden darse en el momento del sacrificio, como el riesgo de no perder la consciencia, de no morir en el primer intento, prolongando su sufrimiento, a sufrir estrés térmico, sed o hambre prolongadas, restricción de movimientos, dolor, miedo, angustia y dificultad respiratoria.